El papel del Acuerdo de Declaración Voluntaria (ADV) en el cumplimiento de las obligaciones en materia de IVA

Resumen
A Voluntary Disclosure Agreement (VDA) offers businesses a solution to VAT non-compliance, allowing them to disclose errors to tax authorities in exchange for reduced penalties, limited retrospective exposure, and more favorable payment terms. This mechanism aims to foster transparency and cooperation, helping to bridge the gap between VAT rule enforcement and taxpayer willingness to comply. While VDAs provide certainty and mitigate financial and reputational risks, they require complete transparency and accountability from businesses.
Here are 3 key takeaways:
VDAs provide certainty and mitigate risks for businesses by offering reduced penalties, limited look-back periods, and more favorable payment terms for disclosed VAT non-compliance.
VDAs encourage voluntary compliance, reducing the workload for tax authorities and allowing them to reallocate resources to more serious cases like VAT fraud.
Eligibility for a VDA typically requires businesses to approach the tax authority before an audit or assessment is initiated, and it demands thorough reconstruction of historical records and negotiation of terms.
Una de las cuestiones más complejas para las empresas que operan en múltiples jurisdicciones es el cumplimiento de las obligaciones en materia de IVA. Algunos de los errores más comunes son la infradeclaración, el retraso en la presentación de la declaración o la omisión del registro en nuevas jurisdicciones. Las razones para cometer estos errores varían, pero el resultado es esencialmente el mismo: sanciones, intereses y cargas administrativas. Sin embargo, existe una solución que elimina las auditorías fiscales y las sanciones más severas.
La solución es la celebración de un Acuerdo de Declaración Voluntaria (ADV) entre las empresas y las autoridades fiscales competentes. Por lo tanto, es fundamental que las empresas que operan en todo el mundo comprendan cómo funcionan los ADV en los sistemas del IVA, qué aportan a las empresas, cómo afectan al cumplimiento general y cuáles son sus límites.
Alcance y finalidad del Acuerdo de Declaración Voluntaria (ADV)
El acuerdo de comunicación voluntaria de información debe entenderse como un mecanismo de negociación entre un sujeto pasivo y una autoridad tributaria, en virtud del cual el sujeto pasivo revela un incumplimiento anterior a cambio de una reducción de las sanciones, una exposición retrospectiva limitada o unas condiciones de pago más favorables. Sin embargo, el propósito del APV no es unilateral, sino dual.
Por un lado, el APV ofrece a las empresas la oportunidad de volver a empezar voluntariamente, al menos desde la perspectiva del IVA, y convertir las obligaciones informales u ocultas en una deuda acordada y definida. Para las autoridades fiscales, que son la otra parte del acuerdo, se trata de un mecanismo de recuperación de ingresos menos conflictivo y más eficaz que la realización de auditorías a gran escala de todos los sujetos pasivos incumplidores.
Si los gobiernos y las autoridades fiscales desarrollan y establecen un sistema eficaz en torno a los APV, pueden conseguir que los sujetos pasivos que de otro modo se mostrarían reacios o inconscientes cumplan sus obligaciones, sin incurrir en los costes y riesgos de litigio asociados a la plena aplicación de la normativa. En última instancia, los APV sirven de mecanismo para tender un puente entre la aplicación de las normas del IVA y la voluntad de los sujetos pasivos de cooperar y reconocer su responsabilidad.
Ventajas de la celebración de un acuerdo de ADV para las empresas
Uno de los beneficios más significativos para las empresas es que el APV proporciona seguridad y mitiga el riesgo. Más concretamente, no dar un paso adelante y concluir el APV dará lugar a una responsabilidad indefinida, en la que las autoridades fiscales perseguirán las liquidaciones durante muchos años, impondrán fuertes sanciones e intereses, o tratarán el incumplimiento como fraude del IVA.
Al admitir que no están cumpliendo con la legislación del IVA, las empresas se aseguran un periodo de revisión limitado, normalmente de tres a cuatro años, en lugar de exponerse potencialmente a periodos más largos. Además, las normas nacionales prevén a menudo la exención parcial o total de las sanciones, lo que puede aliviar considerablemente la carga financiera. En cuanto a los intereses sobre el IVA impagado, aunque pueden seguir cobrándose, a las empresas se les suelen ofrecer condiciones y calendarios de pago más favorables en el marco de un APV negociado.
Aparte del alivio financiero, el VDA contribuye a la previsibilidad, ya que se eliminan las incertidumbres en torno a la exposición a auditorías o reclamaciones adicionales de pago del IVA. Por otra parte, la firma del APV indica a las autoridades fiscales que las empresas están dispuestas a operar de manera más transparente y de buena fe, lo que puede mejorar la relación entre las empresas y la autoridad y reducir el riesgo de nuevos escrutinios.
Impacto en el cumplimiento de las obligaciones del IVA
Cuando el sistema en torno a los VDA es eficaz y goza de la confianza de los sujetos pasivos, ello puede afectar al equilibrio del cumplimiento de las obligaciones en materia de IVA. En primer lugar, los APV fomentan el cumplimiento voluntario, ya que los sujetos pasivos se ven recompensados con sanciones más leves si revelan sus errores, en lugar de esperar a que los descubra una auditoría. Además, como los sujetos pasivos se presentan voluntariamente, la carga de trabajo de Hacienda se reduce. Esto significa que pueden reasignar recursos a otros casos, quizá incluso más graves, como los casos de fraude del IVA.
Es fundamental tener en cuenta que muchos de los errores cometidos por los sujetos pasivos son involuntarios o accidentales. Para los sujetos pasivos, es esencial saber que los errores honestos pueden remediarse en condiciones justas, en lugar de enfrentarse a sanciones severas. Por lo tanto, los regímenes VDA sirven para fomentar una cultura de apertura, en la que la exposición oculta de las empresas se hace transparente y cuantificable. En consecuencia, contribuyen a cerrar la brecha del IVA, mejorar los flujos de ingresos y aumentar la equidad del sistema fiscal sin recurrir a una aplicación estricta.
Retos y limitaciones del APV
Aunque la firma de un APV parece una forma sencilla de resolver posibles litigios con las autoridades fiscales por incumplimiento de las normas y reglamentos del IVA, este mecanismo no está exento de dificultades y limitaciones. La primera limitación importante son las condiciones de elegibilidad. Normalmente, para poder acogerse al APV, los sujetos pasivos deben dirigirse a la autoridad antes de ser contactados para una auditoría o evaluación. Esto significa que una vez que la investigación formal está en marcha, la opción de revelar voluntariamente a menudo está fuera de la mesa.
Un reto adicional para las empresas es la existencia de diversos procedimientos de divulgación, que difieren de un país a otro. Además, existen numerosos ejemplos de múltiples procedimientos de divulgación dentro de una misma jurisdicción. Entender cómo funcionan estos procedimientos, especialmente en lo que respecta a las condiciones de los periodos de retrospección, las exenciones de sanciones, la documentación aceptable y los plazos, en cada país en el que opera la empresa, es una tarea en sí misma.
A pesar de mostrarse dispuestas a resolver posibles litigios sobre el IVA antes de que se produzcan, las empresas deben recopilar, reconstruir y validar los registros históricos de transacciones, calcular las obligaciones, los intereses y los ajustes propuestos. Una vez completado esto, las empresas todavía tienen que negociar los términos con la autoridad. Dado que esto puede suponer una pesada carga, se requiere el juicio de la empresa para evaluar si el ahorro, la certidumbre y la reducción del riesgo compensan el coste inicial y la tensión operativa.
Por último, la celebración del APV no significa que la Autoridad Fiscal no vaya a examinar aspectos no incluidos inicialmente en el acuerdo. Además, si las empresas no revelaron todas las cuestiones, infracciones u omisiones pertinentes, podría anular el acuerdo o exponerlas a auditorías y sanciones por otras cuestiones.
Conclusión
Las empresas no deben considerar el APV como un atajo para el cumplimiento administrativo de la normativa del IVA. Aunque este mecanismo ofrece certidumbre, reduce el riesgo financiero y de reputación y brinda la oportunidad de ajustar las operaciones futuras a los requisitos legales, también exige total transparencia y responsabilidad.
En última instancia, quienes sospechen que han infringido la legislación sobre el IVA deben realizar una auditoría interna para determinar el alcance y las consecuencias de cualquier error u omisión y, si es necesario, consultar a profesionales con experiencia especializados en este tipo de asuntos.
Fuente: Comisión Europea, HMRC, Servicios fiscales sudafricanos, Baker McKenzie

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